José Ramírez es la viva definición del pelotero completo. Juega duro, produce con el bate, corre con inteligencia y defiende con consistencia. En un béisbol que tiende a encasillar a los jugadores, él ha roto cualquier molde.
Desde la antesala, donde ha sido una presencia constante con los Guardianes de Cleveland, ha construido una carrera silenciosa pero deslumbrante. En la historia moderna del juego, pocos peloteros latinos han logrado combinar poder y velocidad como lo ha hecho este dominicano nacido en Baní.
Ramírez ha tenido dos temporadas de 30 cuadrangulares y 30 bases robadas, ( 2018 39 HR y 34 SB), ( 2024 39 HR y 41 SB) en esta ultima estuvo a solo un batazo de convertirse en miembro del exclusivo club 40-40. Le faltó un solo jonrón.
Y es que por su consistencia
La Para ha logrado más de 100 hits en nueve de las últimas diez temporadas. La única vez que no llegó fue en 2020, el año recortado por la pandemia, cuando remolcó 64 en apenas 58 juegos. Una producción que proyectaba, de haberse jugado la temporada completa, otra vez cifras de tres dígitos.
Este 2025, Ramírez alcanzó otra marca de élite: se convirtió en apenas el séptimo jugador en la historia de las Grandes Ligas en registrar al menos 20 robos y 20 jonrones en siete temporadas diferentes, y lo ha hecho de manera consecutiva desde 2021. Una hazaña de constancia, versatilidad y enfoque. Solo un puñado de jugadores latinos han alcanzado una mezcla tan prolífica de poder y agresividad en las bases.
Al momento de escribir esta columna José Ramírez acumulaba, 275 cuadrangulares y 272 bases estafadas
Pese a todo eso, José Ramírez sigue siendo uno de los jugadores más silenciosos del negocio. Quizás por no jugar en un mercado grande, quizás por su perfil bajo, pero sus números lo colocan entre los grandes de su generación.
En un juego que celebra las cifras extremas, lo que hace José Ramírez año tras año debería estar en los titulares. Porque lo suyo no es moda: es grandeza sostenida.