A lo largo de nuestra dilatada vida, son incontables los proyectos que me han tocado asumir, a veces surgido de mi limitada imaginación y la más de las veces, venido de algunas de las mentes brillantes que siempre he procurado tener cerca de mí.
Escuché una vez que cuando uno sube al avión, la mente se eleva y es lo que me ocurrió un día mientras volaba como pasajero en un viaje desde Europa a N.Y.
Hay que suponer al migrante como un soñador que en aras de darle curso a su sueño, es capaz de abandonar su barrio, sus amigos, su escuela y hasta sus familiares. Así se llega a un lugar diferente en clima, idioma y costumbres. A medida que se acomoda y el sueño asoma, retornan a la memoria las añoranzas de las viejas compañías, de los familiares y las costumbres del pasado.
Se reasume el amor por la familia, la añoranza por los convites, las festividades y el deporte.
La tecnología de la comunicación ha vivificado los recuerdos y desde ahí emergen las ideas que arman planes y proyectos para dar vigencia al encuentro festivo que nos lleva al sentimiento patriótico.
Sabiendo nosotros la vocación por la fiesta y la celebración que caracteriza al dominicano, a nuestra mente llega un día la idea de armar un plan para traer a NY a los equipos de béisbol dominicanos; empezando por Águilas Cibaeñas y Tígres del Licey, los rivales por excelencia y los líderes ganadores de más campeonatos en el Caribe.
Ya en New York, los llevaríamos al Yankee Stadium y convocaríamos a la fanaticada dominicana para que exprese sus sentimientos a favor de cada equipo.
Una vez madurada la idea, llamé al congresista Adriano Espaillat para socializarla, lo cual hicimos mientras desayunamos en un restaurante del Alto Manhattan, un domingo de octubre del 2022.
Desde allí se armó una comisión sugerida por ambos, que además de nosotros también incluiría al Dr. Rafael Lantigua, Félix Cabrera y Raíza Rodríguez. A partir de ahí se celebraron varias docenas de reuniones de afinamiento y contacto.
En par de ocasiones viajamos a RD a definir asuntos con la Liga Dominicana, Lidom, los líderes de los equipos Águilas y Licey, con el Comisionado de Béisbol, con la Asociación de Peloteros y con el presidente Luis Abinader, que en algún momento convocó a los equipos y a la Liga a una reunión en Palacio, para alinear los ánimos y perseguir todos juntos el objetivo.
En NY, las reuniones eran primero con los Yankees y luego con los Mets y sus abogados.
Los Yankees estaban bien animados en la operación, pero el rodaje del calendario de la MLB nos tomó las fechas preseleccionadas de los días 3 ,4 y 5 de noviembre y ya ellos tenían comprometido el estadio para el torneo de fútbol los días 10,11, y 12. Ahí se inició el contacto con los Mets.
Una vez se hizo el anuncio formal para los juegos en el Citi Field, se redujo la comisión de NY para tener intercambio casi diario con la comisión dominicana de la Liga, de los equipo y del Comisionado.
Fue agradable recibir el trato exquisito a lo largo de esta gestión de Don Vitelio Mejía, Chilote Llenas, Junior Noboa y Víctor García Sued, entre otros.
A partir del día 10, 11 y 12 de noviembre ya la historia está plasmada en diarios nacionales y extranjeros: “Tres días de pelota dominicana en Nueva York” Nuestra fanaticada fue premiada con el juego de sus equipos preferidos. No hubo un solo conato, a pesar de que se acabaron las reservas de Whiskey durante los 3 días de juego. Más de 90,000 fanáticos abarrotaron el Citi Field, superando el promedio de asistencia diaria en los 30 estadios de la MLB durante la temporada 2023.
El hielo ya está roto. Lo que por más de 20 años quiso hacerse ya se hizo. A partir de ahora, cada año no será extraño que dos equipos de béisbol invernal dominicano vengan a NY a jugar 3 juegos válidos para el Campeonato de Invierno, mientras otros dos equipos van a Miami y otros van a Puerto Rico o a Boston a internacionalizar este deporte nuestro, que ya ha colocado más de 900 jugadores en las Grandes Ligas y
otros 4 en el Salón de la Fama del Béisbol.
Es que Dominicana es grande y cada compatriota siente orgullo de haber nacido allí, para dar lo mejor de sí en cualquier escenario del mundo.
¡Que viva la República Dominicana!